Reflexiones sobre el turismo de masas en Canarias, la turismofobia y qué soluciones hay para cambiar el modelo turistíco de las islas canarias

Turismo de masa y turismofobia

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La tolerancia de todo un pueblo resignado ante el capricho y la hediondez militante de los responsable debe tocar fin.

César Manrique

Llevamos casi un año (o quizás algo más) hablando de masificación en las Islas Canarias. Muchos pedimos a gritos una regulación, un estudio de la capacidad de carga del destino, una gestión más eficiente y sostenible de los recursos que existen en las islas.

En el post de hoy no quiero ser ni alarmista ni pretendo señalar a nadie. Simplemente quiero compartir lo que siento frente a un malestar general de la población frente a una llegada incontrolada del número de turistas.

Quizás Tenerife sea la isla donde más se están viviendo episodios de «turismofobia«, o quizás es la isla de la que más está sacando a la luz estos episodios.

El próximo sábado 20 de abril, en Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote algunas asociaciones han convocado una manifestación para decir basta a la masificación, al turismo de masa y para pedir un nuevo modelo de turismo.

Llevo años ya escuchando esta petición, y no he visto solución alguna. Pero bueno, analizando lo que pasa en Lanzarote, esto es lo que vemos a diario quienes trabajamos en el sector que representa casi el 90% de la economía insular.

  • Hay más coches en las carreteras (tanto principales como secundarias), y la gran mayoría de los vehículos son de alquiler de coches, es decir turistas.
  • Hay colas interminables en todos los principales centros turísticos de Lanzarote: los Jameos del Agua o Las Montañas del Fuego son algunos de los ejemplos más claros. Pero también la Fundación César Manrique o el museo LagOmar empiezan a verse afectados por colas y/o masificación.
  • Los hoteles en su gran mayoría están contentos con las cifras de ocupación que cada vez superan los récords anteriores.
  • Hay más vuelos y aumentan las conexiones nacionales e internacionales.

En contraposición a estos datos, también notamos:

  • menos gente en los restaurantes o bares de los lugares turísticos a favor de una mayor ocupación de los locales de los pequeños pueblos.
  • Menos turistas que eligen excursiones organizadas, mientras prefieren visitar los sitios por su cuenta, para no tener que estar juntos a mucha gente.
  • Más gente en los pequeños mercadillos locales.

Para mi está muy clara una tendencia, que te voy a resumir a continuación.

  • Lanzarote se está convirtiendo en el deseo de muchos turistas y viajeros. Mirando las búsquedas en Google o el interés sobre el destino en las redes sociales, cada vez esta tendencia es más clara.
  • Muchos hoteles entran en una competición de bajar los precios para atraer cada vez a más y más turistas.
  • El perfil del turista no es el que el ente que gestiona la promoción del destino está buscando.
Playa El Golfo, Lanzarote
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Hace casi ya dos años, empecé a asistir a algunas mesas de trabajo cuyo objetivo era crear experiencias diferenciadoras para atraer a un turista premium. Sin embargo, no he visto aún ninguna de estas experiencias de las que se hablaba en esas primeras reuniones.

  • Todos estos visitantes que se desplazan en coche para visitar la isla, no gastan en el destino. Acuden a los mercadillos pero son una minoría los que compran algo de artesanía o productos locales. No se quedan a disfrutar de la gastronomía local, prefieren establecimientos de comida rápida, o snacks.

A menudo escucho el comentario de que el vino de la isla es muy caro, que en la península o en cualquier otro país europeo una botella de vino es mucho más barata. Y no todos entienden que el precio de esa botella de vino incluye también el trabajo manual de nuestros viticultores, que la producción de vino está estrictamente ligada y se ve afectada por un clima árido y seco.

La costa de Lanzarote, costa volcánica, acantilados y alguna playa de fina arena blanca. Puerto del Carmen

Por supuesto existe una solución. Y esta solución pasa por una mejor gestión del destino. Por supuesto no está en mis manos, pero hay algo muy sencillo que se puede hacer.

  • No conceder más licencias para construir nuevos hoteles. Si hay más camas disponibles habrá siempre una carrera de rebaja de precios para llenar estas plazas.
  • Poner precios acorde al perfil del turista que queremos que venga. La promoción del destino y la oferta deben ser coherentes e ir por el mismo camino.
  • Poner un límite de entradas diarias a determinados lugares, especialmente en los espacios frágiles desde el punto de vista medioambiental.
  • Realizar un estudio serio de la capacidad de carga del destino, y respetar los que sean los resultados de ese estudio.

Trabajo en el sector turismo y me veo directamente afectada por esta situación. Para mí tampoco es fácil guiar a grupos (reducidos) por entornos naturales o lugares turísticos donde luego nos encontramos con mucha gente en pocos metros cuadrados. Es cierto que intento organizar las rutas en horarios de menor afluencia, pero cada vez es más complicado lograrlo.

Personalmente no asistiré a la manifestación del día 20, por el hecho de que se ha planteado de una forma con la que no estoy de acuerdo. Se está señalando a los turistas, que no tienen ninguna culpa. No son ellos el problema. Los visitantes y los turistas son, según mi opinión, una victima más de una mala gestión.

A veces tengo la sensación que quienes deberían gestionar y planificar están poniendo el foco en el número de llegadas y en los ingresos de las cadenas hoteleras, en lugar de centrarse en apoyar una oferta de mayor calidad, mimar a ese turista premium que se quiere atraer, dar mayor apoyo a las pequeñas empresas (de ocio y de restauración) que trabajan a diario para enseñar la autenticidad de la isla y su idiosincrasia.

Basta ya de centrarse en batir récords de llegada y hacerse a la idea de que menos es más. La isla no está preparada, y nunca lo será, para millones de turistas. No hay espacio suficiente, no hay infraestructuras suficientes ni personal (porque faltan viviendas) para atender a tanta gente.

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